En 1989 se desbordaba el terror en la tierra de los Incas y del oro (el Perú), el enemigo controlaba gran parte de los Andes (Sierra), de la Selva y las zonas periféricas de la Costa, era cuestión de tiempo para que diera bajo su concepción maoista: El Gran Salto, la toma de la capital del Perú, Lima.

Se había perdido 4 años preciosos de guerra al dar el combate a la policía, dichas zonas eran lugares de castigos para oficiales faltosos, es decir, el mando de las unidades policiales lo tenían los menos preparados.

El comandante Ureta recordaba su época en la Escuela Militar donde los tenientes instructores se llamaban “Lobos”, ellos, los cadetes del primer año eran los “Perros”.

Ureta, por qué no regresas con los tuyos, eres de cuna de oro, qué haces acá, lo hostigaba su instructor, lo probaba, para forjar su temple.

Infantería, Artillería, Caballería, las ramas que escogería, por su condición holgada y ser blanco le correspondía escoger Caballería, ser un Caba, el tener un caballo desde tiempos inmemoriales te da un estatus.

La Artillería es la rama de Napoleón Bonaparte, los de clase media lo escogían.

La Infantería están los duros, los que resisten más; así que Ureta por probarse asimismo, escogió dicha arma.

Al final todos son infantes, porque una vez destruida la artillería y la caballería, cual soldados todos toman su fusil para combatir.

Ureta siguió el consejo de los veteranos: no brilles mucho en tu carrera, mas sé el que lo soluciona, el que no encuentra los problemas, el que indica hay que hacerlo de esta manera y da resultados.

Tenía sus 5 galones de comandante, sus 5 pitas; dado su experiencia en combate lo destacan nuevamente a otra zona caliente.

La pobreza de la zona era extrema, un caldo de cultivo para reclutar a los “Hijos del Pueblo” como llamaba el enemigo a sus combatientes.

Una vez llegó a un pueblo olvidado de los Andes, la gente no tenía que comer, ordeno a su tropa darle sus raciones.

“Nosotros podemos aguantar, ellos ya no”.

Los ojos de aquellos pobladores brillaron de agradecimiento, se acercó el anciano del pueblo, llamado Varayoc le indicó: Hay pocas personas como usted, y hay muchos que no son como usted.

Las carreteras eran los puntos débiles, dado que un portatropa es fácil de destruir minando el camino o una emboscada en una curva.

Por ello el comandante Ureta empleaba la liebre, esto es un vehículo ligero que iba primero como explorador, que en caso de algún evento podía pedir refuerzos o tener otro ángulo de combate.

El enemigo tenía todo el tiempo para planificar un ataque y lo hizo, las bajas fueron tremendas.

Sus oficiales de Ureta le pedían una reacción, una represalia contra los poblados donde se produjo el ataque.

Ureta: “eso es lo que quiere el enemigo que hagamos, que demos manotazos de ciego. No, haremos algo que ellos no esperan, los buscaremos”.

Un capitán hizo presente: “Mi comandante estaremos atravesando territorio desconocido y zona de otro jefe militar, no es nuestra jurisdicción. Estamos entrando a la Boca del Lobo”.

Ureta: “Asumo toda la responsabilidad como jefe, los seguiré si es necesario hasta el quinto infierno. Solo necesito una unidad, parto de inmediato”.

En su búsqueda cerca a un poblado andino una niña llegó corriendo:
Tucos, tucos asaltando el poblado.

Ureta despliega su tropa en abanico y empieza el combate, era aparentemente una patrulla enemiga, cual es su sorpresa, cuando los 6 sobrevivientes tenían botas, y cuando les saca el poncho, eran policías ladrones.

Ureta: “si fueran soldados los fusilaría, han deshonrado el uniforme que llevan, los dejo con la policía local, para que toda su vida lleven su deshonra”.

Ureta atraviesa su límite territorial, entra a una zona llamada ceja de selva, llega a un lugar donde existen descendientes de colonos alemanes llamado Oxapampa, ganaderos y madereros son, la única zona que el enemigo no había podido tomar, dado que se habían organizado y contratado a un instructor israelita, que aparte de entrenarlos les había dotado de la Carabina M1, con un cargador de 30 balas, que hacen una gran diferencia en combate.

Los muchachos de la zona parecían americanos, altos, barbudos, con su sombrero de cowboy.

El Jefe de la zona -que era el más antiguo- le pregunta el nombre completo del abuelo de Ureta, al saberlo, le indica: Conocí a tu abuelo y te vamos a dar los exploradores que necesitas para cumplir tu misión.

Algunos indican que el mundo es chico, otros que el mundo es un pañuelo.

El abuelo de Ureta siempre fue un misterio, estuvo en la Segunda Guerra Mundial; mas eso… eso es otra historia.