Ari que pay (Sí, quedaos) fueron las palabras del Inca Pachacutec, al pedido de un grupo de generales Incas para quedarse en aquellas tierras con belleza paisajista, buen clima y con mirada al majestuoso volcán Misti.

De ahí el nombre de la provincia más grande del sur del Perú, Arequipa.

Durante la colonia los Incas fueron exterminados, quedando una colonia española.

De 1821 a 1861 Arequipa era una tierra rebelde, donde se disparaba un tiro, no se preguntaba quien lo hizo, sino por quien iban a luchar.

De 1861 a 1879 algo sucedió con los descendientes de los españoles, que ya eran arequipeños y se parecen a los argentinos.

En la antigua Escuela Militar, queda el recuerdo de la primera semana de los flamantes cadetes del primer año, donde el teniente instructor pasaba revista con su ojo clínico a los ingresantes:

Tú, eres del norte, piurano.
Cadete: Sí, mi teniente.
Tú, eres del oriente, loretano.
Cadete: Sí, mi teniente
Tú, eres atleta.
Cadete: No, mi teniente, soy de Arequipa.
Teniente: Por eso, eres un corredor.

Arequipa tiene una deuda en la Historia del Perú, Arequipa se rindió sin disparar un tiro, es decir sin resistencia alguna, os lo narro:

1879 año de la Guerra del Pacífico, Guerra del Salitre entre Chile contra Perú y Bolivia.

El héroe de la Epopeya del Morro de Arica, Coronel Francisco Bolognesi pidió ayuda al Ejército del Sur, acantonado en Arequipa, mas nunca llegó.

En 1881 el Ejército chileno toma la ciudad de Lima, capital del Perú, y Andrés Avelino Cáceres empieza la resistencia llamada la “Campaña de la Breña”, hasta dicho año algunos arequipeños habían peleado la guerra y un grupo de ellos siguió a Cáceres en la lucha en la Sierra (los Andes).

La capital del Perú se traslada a Arequipa, presidida por Lizardo Montero en 1882, donde se contaba con 3,000 soldados y 1,000 guardias civiles, perfectamente armados, contingentes formados por arequipeños desde el soldado raso hasta los oficiales.

Mientras el héroe de la Breña peleaba contra los invasores chilenos, el Ejército del Sur, el Ejército de Arequipa permanecía inmóvil en dicha zona.

10 de Julio de 1883, la Batalla de Huamachuco, la última batalla de la Guerra del Pacifico, Cáceres empieza a reorganizar un nuevo ejército, con 500 hombres para continuar la lucha.

El Ejército chileno considera que debe controlar toda la costa peruana, para dejar al traidor peruano Miguel Iglesias al mando del nuevo gobierno; para ello envía 2 divisiones, 6,400 soldados para tomar Arequipa.

En Arequipa despliegan su defensa, 1,500 arequipeños ocupan los cerros Huasacache y Jamata, los otros 1,500 soldados quedan de reserva en un poblado cercano.

Los sureños mandan exploradores a las posiciones arequipeñas, una vez conocido el terreno al igual que en la batalla de Arica, hacen su desplazamiento del grueso de su ejército en la noche, de tal manera que en la madrugada las tropas arequipeñas se ven rodeadas por los flancos.

“La retirada, se da en bandeja de plata al enemigo”.
Había dos alternativas: el ejército emplazado en posiciones elevadas iniciaban la batalla para que la reserva atacara por un nuevo flanco ó se reagrupaba con la reserva para combatir en el pueblo donde se ubicaban.

Lo que sucedió es que las tropas acantonadas en los cerros desertaron, se escaparon, corrieron de tal manera que cuando llegaron donde estaba la reserva de los otros 1,500 hombres sucedió el mismo efecto.

El 24 de Octubre de 1883, el Ejército del Sur, el Ejército de Arequipa ya no existía, lo que existía era desconcierto, confusión.

El presidente Lizardo Montero quiere resistir en la ciudad con los 1,000 guardias civiles mas se rebelan,las autoridades arequipeñas deciden no combatir a los chilenos.

La ciudad de Arequipa se llena de banderas blancas, y se cubre todas las casas con sábanas blancas, de tal manera que a la lejanía cuando las tropas sureñas, el Ejército de Chile marcha a paso de ganso a tomar la ciudad que no peleó la Guerra, exclaman:

Miren, es una “Ciudad Blanca”.