“Si mi barco, el Huáscar es tomado, ten la seguridad que ya estaré muerto”.

Así se expresó el Almirante Miguel Grau a un amigo, después de haber salido de su confesión en el Convento de los Descalzos, esto es antes de producirse el Combate de Angamos, el 8 de octubre de 1879.

“Del carbón sale el diamante, de la negrura de la guerra, sale Grau”. Jorge Basadre, historiador peruano.

Grau sabiendo lo inminente de la guerra con Chile pidió un blindado; Chile se preparó 10 años para esta guerra, auspiciado por el imperio inglés, que quería el control de la producción del salitre en Bolivia y el Perú, por ello se llama la Guerra del Salitre; en lo que respecta a la Armada Chilena, contaba con dos blindados: el Blanco Encalada y el Cochrane; suficientes para acabar con cualquier barco peruano.

El Gobierno peruano llega a tratos con Turquía para la compra de un blindado, mas es bloqueado por los ingleses.

El plan original de la Armada Chilena era tomar Iquique y bombardear el Callao, en la capital del Perú donde estaban los buques peruanos en reparación.

El 5 de abril de 1879 estalla la Guerra del Salitre, la Guerra del Pacífico, por lo que los buques peruanos se tuvieron que reparar a toda prisa.

El almirante Grau de mayo a octubre de 1879 mantiene en jaque a toda la Armada Chilena, ningún soldado chileno pisó territorio peruano, hasta que el monitor Huáscar comandado por Grau, el 8 de octubre cae en el combate de Angamos.

La prensa de aquella época no salía de su asombro como un David podía hacer pelea a un Goliat.

Grau atacaba y desaparecía, los puertos chilenos no eran seguros: Copiapó, Caldera, Coquimbo, Tocopilla, Valparaíso que está a una hora de Santiago, la capital de Chile, todos fueron atacados, Grau era inubicable para la Armada Chilena, lo cual motivo la destitución del jefe de la escuadra sureña.

El 21 de mayo de 1879 se da el Combate de Iquique, donde Grau hunde la corbeta chilena Esmeralda, rescata a los náufragos chilenos y devuelve las prendas del capitán Arturo Prat a su viuda.

En julio de 1879, Grau captura el transporte chileno Rímac, con una dotación variada para la guerra.

Consigue dos torpedos para hundir a los blindados chilenos, en sus constantes ataques a los puertos llega a tener a tiro a dos corbetas de la armada chilena, mas el objetivo eran los blindados, los cuales bien asesorados por los ingleses, estaban en movimiento, con lo cual evitaron su hundimiento.

El nuevo jefe de la Armada chilena, saca toda la escuadra a la caza del monitor Huáscar a cargo de Grau.

Grau pide al gobierno la dotación de granadas Palliser que si contaban los buques chilenos, esta granada es un proyectil con punta de fierro colado que perfora el blindaje y estalla después con un efecto devastador. No le dieron al Huáscar el citado armamento. La Escuadra chilena se divide en dos grupos, en la búsqueda del Huáscar y se desplazan en abanico, hasta que lo encuentran el 8 de octubre de 1879.

Los disparos del Huáscar no hacen mella en el blindado chileno, y son las granadas Palliser que destrozan la torre de mando del Huáscar, donde se encontraba Miguel Grau, del cual solo quedó una pierna.

Uno a uno los oficiales que toman el mando del monitor Huáscar van cayendo, hasta que el último oficial ordena su hundimiento, los sureños al darse cuenta lo asaltan y lo toman como trofeo de guerra.

Los blindados: Blanco Encalada y Cochrane, con el tiempo uno fue chatarreado y otro fue hundido en una rebelión.

El Monitor Huáscar está en el puerto chileno de Talcahuano.