Que hago acá, extraño tremendamente mi Lima querida. Pintor peruano Víctor Humareda cuando en 1966 estaba en la ciudad Luz, Paris.
En ese entonces para la mayoría de pintores, escritores, poetas su meta era llegar a Paris para logras su madurez o consagración, lo cual no sucedió con Humareda.
Donde recalo Humareda de retorno al Perú, a una de las zonas más convulsionadas de Lima, a la Parada, en el distrito de La Victoria, donde se encuentra Tacora, zona de venta de artículos robados, donde está el más grande mercado de abastos de la ciudad, donde pululan los mendigos, orates, prostitutas y amigos de lo ajeno. Por ello a su regreso por barco de Europa expreso: “Tacora es mejor que París”
Víctor Humareda Gallegos, nació en Lampa, provincia del Departamento de Puno, zona del Altiplano que tiene frontera con Bolivia, lo cual permite un contrabando intenso. Zona que era lugar de castigo para los Oficiales del Ejercito, altura, frio que cala a los huesos, en la época de la Guerra Interna se le llamo la Alfombra más eso…eso es otra Historia.
Humareda llega a esa zona peligrosa para la gran mayoría de limeños y se instala en el Hotel Lima, Habitación N° 283, ahí tenía un sillón todo destartalado que le puso de nombre Sócrates. Su vestir llamativo con ropa oscura, saco y un sombrero de copa.
Tenía un cuadro en su habitación de Marilyn Monroe, su eterna Musa. Su hábitat le dio a su gusto de retratar la periferia y el mundo popular.
“Mi pintura es realista, expresionista” expresaba. Un escritor señalo de él: este pintor se mueve física y emocionalmente entre el desequilibrio y la cordura. Y así es su obra, vivida, misera y grandiosa, no de tamaño, sino de espíritu.
“No necesito demasiadas cosas para ser feliz” Lo interesante es que viva mi vida, intensamente. Si viviera de otra forma, no sería Víctor Humareda.
Pinto así: ambulantes, mendigos, orates, prostitutas. Mas lo que impacto más de sus cuadros son los Arlequines. “A través de los Arlequines expreso mi angustia y soledad”
Era un asiduo concurrente al Bar Palermo, ubicado en el Centro de Lima, en el Parque Universitario, frente a la Universidad de San Marcos, lugar donde concurrían diversos académicos y el aserrín ilustrado.
Su constante andar en la Parada, lo hizo conocido del lugar como otro personaje de provincia que invadió los cerros aledaños al Lugar: Poncho Negro.
Cada apunte de Humareda se valoriza en $ 150.00, imagínense tener una de sus libretitas donde el anotaba y se comunicaba los últimos años. Ahora imagínense tener uno de sus cuadros.
Su última obra fue la Quinta Heeren, lugar que en 1920 era sede de todas las embajadas destacadas en Lima.
Indudablemente Humareda, es uno de los mayores artistas del siglo XX.