Santiago es el nombre clave, con el cual los españoles atacaron y tomaron al último Inca Atahualpa en el departamento de Cajamarca.
Yuyo, Cancha, Coyote, Chacal, nombre de combate que usaban diversos oficiales en la guerra de baja intensidad que se desarrolló en el Perú.
Por eso cuando el transcriptor preguntó al mayor Velázquez: “Mi mayor que nombre de combate escoge”. No lo dudo, Santiago.
El mayor Velázquez se había recuperado de las heridas de combate -son medallas, como indican los veteranos-, un soldado duro y anisado en la lucha.
Las cicatrices te hacen más fuerte. A diferencia de otros oficiales tenía algo muy preciado en dichas circunstancias: experiencia de combate, nada puede sustituir eso en el campo de batalla.Lo cual le permitía ver la claridad en medio del caos.
Recordaba su época de colegial, en un colegio religioso, donde siempre existe:
El líder, que no es el más inteligente, es el que tiene el carisma.
El chancón, que es el más estudioso y sacaba las mejores notas.
El ayayero, es el que más hablaba y entretenía al grupo.
El matón, el fuerte, el primero en poner el pecho y pelear por el grupo.
Los cuatro eran los pilares de un grupo, los demás se acoplaban.
Comprendió que en las diversas unidades bajo su mando, tenía que formar bajo dicho esquema, con esquema castrense para tener brigadas de hierro.
El líder, al que le seguirán hasta el final la tropa, el que tiene el instinto para oler
el peligro.
El pensador, básico en una unidad da las diversas alternativas y soluciones.
El ejecutor, el más rápido.
El soldado, el más resistente.
Recordó al Sacerdote Director: Ustedes van a ser jefes, y deben ser como los directores de orquesta, saber que instrumento ha de tocar cada uno de sus miembros.
Tienes que sangrar en la paz, para no llorar en la guerra.
Lo normal eran las patrullas de búsqueda. Mas el enemigo no daba batalla, aplicaba su técnica maoista, retroceder cuando te quieren atacar y atacar cuando tu enemigo descansa.
Santiago mapeó la zona y desplazó sus unidades, cada uno tenía un tiempo y punto de encuentro, de tal manera que parecían más y hacían notar su presencia donde antes lo controlaba el enemigo.
El enemigo entonces, al amparo de la noche producía sus ataques, algunos campesinos son niptalopes, pueden ver en la oscuridad, lo cual es una tremenda ventaja.
Un general, una vez para hacer méritos, hizo un inmenso cerco de soldados, con todo el enemigo se bajó a un soldado.
El Fusil Ametralladora Ligero – FAL de producción belga, ambos bandos lo usaban, puedes dar un blanco a 800 metros, mas la cuestión es cómo escapaba
el enemigo.
Santiago que había vivido en los Andes lo comprendió, son pocas personas que lo conocen, mas existen túneles en los cerros, que hubiera conseguido con bajarse algunos enemigos sino alertarlos, él sabía que esta guerra no era de territorios, sino de espacios.
Siguiendo el proverbio oriental: “Sigue a la abeja que te llevará al panal”.
Escogió a sus scouts (exploradores), tenía la orden estricta de solo observar y seguir al enemigo o a sus mensajeros.
Así poco a poco fue descubriendo la telaraña y que lugares eran sus refugios, que lugares eran más visitados.
Así que cuando tuvo la información completa, atacó simultáneamente en diversos lugares.
Otra situación que encontró fue, algunos sacerdotes en zonas que controlaban el enemigo, lo cual no podía ser porque ambos ideológicamente son enemigos.
Recordó las palabras de un veterano sacerdote que tenía respuesta a todo: “Es que tenemos más de mil años de experiencia”.
Llegó a uno de los poblados y les habló en quechua a los campesinos, lo cual impactó en ellos, porque les era difícil entender que un oficial blanco de la capital les hable en el idioma de los incas.
El impacto fue mayor cuando le presentan al sacerdote y Santiago le habla en latín.
El Sacerdote: Usted es la oveja perdida.
Santiago: No padre, nunca dejé mi rebaño, y aquel que pretenda destruirlo, yo lo destruiré.
Existe una costumbre de la época colonial de besar la mano de la autoridad, se llama “el besamanos” y en caso de ser sacerdote hasta ahora se le besa el anillo.
Santiago llevaba su anillo de oro de promoción, de tal manera que después de abrazarse el hombre de negro con el hombre de verde, los campesinos quieren besar su anillo, mas Santiago cortésmente lo impide.
Les da un discurso breve y conciso, les da esperanza que llegará la paz y que las cosas empezaran a cambiar.
Santiago tenía otro reto, el enemigo se había retirado a otra región de donde iniciaba nuevos ataques, dicha región lo controlaba otro jefe militar, mas eso…eso es otra historia.