Las generaciones de ahora e incluso algunos japoneses cuando escuchan la palabra “Yamashita” lo relacionan con uno de los primeros virus informáticos.
El general Yamashita, es quien con menos hombres y logística logró una hazaña que se creía imposible: la Toma de Singapur, la principal fortaleza británica en el Sudeste Asiático, llamado también el Gibraltar del Lejano Oriente; los británicos contaban con más de 80,000 hombres, una flota naval, 4 aeropuertos.
Siguiendo el arte de la guerra, Yamashita toma en cuenta: conocer el terreno, conocer al enemigo, el factor sorpresa y atacar donde menos se espera.
Prepara al 25° Ejército Japonés en la isla Formosa -hoy Taiwan-, sabía que iba a enfrentar a la jungla.
En febrero de 1942 con sus 30,000 hombres atraviesa toda la jungla. Los cañones británicos apuntaban al mar, la selva era inexpugnable para ellos.
Yamashita no solo ataca por la desguarnecida retaguardia, sino que ataca también por la noche, la sorpresa es total, de tal manera que los británicos no pueden calcular que eran superiores 3 a 1.
Maniobra con flexibilidad y velocidad en un terreno difícil como es la jungla, demuestra su esfuerzo y voluntad, sus tropas después de semanas de marcha estaban agotadas, más la mística que les había impuesto, el tener la gloria al alcance de la mano, lo hace atacar el 8 de febrero de 1942, de noche y bajo una torrencial lluvia.
Los días siguiente con sus limitados recursos continúa atacando. Yamashita más adelante indicaría: Mi ataque a Singapur fue un bluff (ardid) un bluff que resultó.
El 15 de febrero de 1942, se rinden los británicos, tomando Yamashita a 80,000 prisioneros. Lo llaman por ello el “Rommel de la Jungla”.
Terminada la guerra, los aliados lo juzgan por crímenes de guerra, el general Yamashita guardó silencio, cuando lo condenan a muerte indica a los jueces:
Si hubiéramos ganado la guerra yo estaría ahí y ustedes estarían aquí.