Hay que tener un don en las manos, para convertir desechos industriales (chatarra) en arte, así empezó su fama el artista peruano Víctor Delfín.
Quienes nos formamos en la Escuela Militar de Chorrillos, cada día que pasamos por el frontis principal, apreciamos el mural hecho por Delfín sobre la historia del Ejército.
A la izquierda de la puerta está el Inca con su músico, 3 cargadores, 4 soldados, el Inti (Sol), 3 aves que parecen gallinazos.
A la derecha de la puerta está el ejército con su caballería, artillería, infantería en ingeniería, 3 aviones y el Escudo Peruano.
Víctor Delfín nació en el norte del Perú, en Lobitos que junto con Zorritos y Talara desde antaño son zonas de petróleo, razón por la cual los americanos a través de la International Petrolium Company – IPC lo administró por décadas -zona estratégica- razón por la cual se construyó la Base Aérea El Pato, durante la Segunda Guerra Mundial.
Perú está a mitad del continente y es la puerta de acceso a todo lado, por ello, Hitler en sus mapas de conquista del mundo en América del Sur, Perú era su primer objetivo de conquista.
Víctor Delfín ha sido reconocido como un artista mundial, viviendo en New York y Europa mas siempre retornando a su casa en el distrito de Barranco, que lo ha convertido en un museo.
En 1993 hace una tremenda escultura llamado “El Beso” que se instala en el Parque del Amor, distrito de Miraflores, frente al Océano Pacífico. El detalle, que el hombre que luce en la escultura es él y la mujer, su musa (esposa).
Mientras muchos intelectuales y artistas, desde lejos criticaban la dictadura de Fujimori, Víctor Delfín se puso al frente en 1996, liderando la oposición, por ello lo llamaron: el defensor de las libertades democráticas.
En esos años, cuando la dictadura de Fujimori controlaba todos los medios y cualquier opositor era neutralizado, Delfín da la lucha por la libertad.
Llama “cucarachas y miserables”, con nombres y apellidos a los periodistas y funcionarios que vendieron su conciencia por un puñado de dólares.
En su constante marchas por la democracia casi le cuesta la vida, dado que los policías en su desesperación por parar a los manifestantes, donde Delfín era el primero que iba adelante, disparan al cuerpo los gases lacrimógenos, el artista por instinto gira su tórax y
el balín del gas le deja una estela negra en su pecho.
Grande, grande el artista.
El año 2000 el Perú retorna a la Democracia.
Víctor Delfín ha cumplido honorables 90 años.