Así como México tiene a los Niños Héroes de Chapultepec, el Perú tiene a los Niños Héroes de la Guerra del Pacífico denominados “Los Cabitos”.

Soldados de 13 a 15 años que portaron un fusil, para defender la capital (Lima), cuando el enemigo estaba a las puertas.

Tomado el puerto de Arica, donde se da la epopeya del morro a cargo del coronel Bolognesi, el Ejército del Sur, el Ejército de Chile no sigue la ruta terrestre para tomar Lima, sino teniendo una amplia flota desembarca kilómetros antes de la Ciudad de los Reyes, para hacer su avance invasor.

El soldado chileno era de temer, no por su valor sino por su salvajismo y crueldad. Cada ejército o cuerpo tenía una reserva a tiro de cañón, de esta manera el triunfo era seguro y matemático.

El 1er grupo llega en 17 transportes protegidos por sus barcos de guerra, 8,733 soldados y oficiales, 19 cañones Krupp, 4 ametralladoras, 855 caballos, 194 mulas, desembarcan en Pisco sin resistencia alguna, el 2do grupo con mayor número de contingentes llega de igual manera.

El presidente Piérola -que había asumido la dirección de la guerra- no envía grupo alguno a combatirlos, mas bien en una zona aledaña llamada Cañete, donde se ubicaba el Regimiento Rímac, les hacen frente, logran frenarlos tomando incluso prisioneros chilenos.

La Batalla de Lima se da en tres combates: Chorrillos, San Juan y Miraflores.

En San Juan se crea el distrito de San Juan de Miraflores, una zona populosa, hace varios lustros existía una obra pública donde siempre había desgracias o accidentes, no se podía terminar la construcción.

Por motivos de servicio llegué al lugar, y es la primera vez que sentí una presión en la cabeza y en el cuerpo como si estuviera en un socavón minero. Verifique los planos y en dicho terreno se había dado la batalla de San Juan, fui donde un sacerdote quien me dio un botellón de agua bendita, la cual eché en diversas partes de dicha zona, aquellos soldados que dieron sus vidas por la patria y fueron enterrados en dicha zona, ahora descansan en paz.

La construcción se terminé satisfactoriamente y ya no hubo más desastres en dicho territorio.

En la batalla por la capital murió lo mejor de la juventud peruana, entre ellos los dos hijos del coronel Bolognesi, defensor de Arica.

Toda la ciudad se movilizó para su defensa, ingenieros, contadores, comerciantes, hasta los carniceros con sus instrumentos de labor tomaron una trinchera. El enemigo estaba mejor armado, mejor organizado y era superior en número.

Los Cabitos, -niños soldados- ocuparon sus puestos de combate y no retrocedieron ante el enemigo, lucharon hasta el sacrificio.

Miguel -un Cabito- había contemplado como habían podido contener el ataque chileno, mas se volvían a reagrupar y nuevamente atacaban, entre ellos tenían que prestarse los fusiles, ya que algunos empezaban a fallar los percutores, lo cual sucedió también en la Batalla de Arica, 1,000 carabinas Winchester hubieran hecho una gran diferencia, mas el bloqueo inglés impidió al Ejército Peruano llegar ese tipo de armas americanas.

Miguel herido siguió disparando, recordó las palabras de su instructor: “apunta al vientre”, logra abatir a un sureño con quepí distinto.
La soldadesca chilena rebasa las defensas y es tomado prisionero. El sargento chileno ordena fusilar al muchacho, dentro del pelotón sureño un soldado indica: “Tiene la edad de mi hijo”.

Sargento: “es el que mató al teniente, cuál es tu último deseo gallo”.

Miguel: “Que me entierren junto con mi bandera”.

En la capital de Lima existen dos grandes avenidas: la Av. Aviación y la Av. Tomas Marsano, las cuales confluyen en un óvalo, el cual tiene de nombre Óvalo Los Cabitos, en memoria de los niños héroes de la Guerra con Chile.