Por lo general, las familias adineradas, cuando estalla una guerra envían a sus hijos al extranjero o le ponen en un cargo que no es el frente de combate. Alfonso Ugarte, era de una familia acomodada y empresario, nació en la Provincia de Tarapacá (hoy pertenece a Chile), cuando estalló la Guerra del Pacífico, de su propio peculio armó y organizó el Batallón Iquique, con cerca de 500 peruanos.

Participó decisivamente en la Batalla de Tarapacá, donde es herido en la frente, pese a dicha condición y agravado con el paludismo que le da, no se hospitaliza sino se repliega con parte del Ejército al distrito de Arica, donde se toma la decisión de defender la plaza hasta quemar el último cartucho.

El 7 de junio de 1880 se da la batalla de Arica; para las fuerzas chilenas era necesario tomar dicho enclave, dado que en su avance al norte querían tener asegurada su retaguardia.
5,479 soldados chilenos con 22 cañones Krupp contra 1,903 soldados peruanos con 18 cañones de diversas marcas.
Un día antes, la marina chilena había ablandado las defensas peruanas todo el día.

El ataque se produce en la madrugada, y él es el 4° de línea, el encargado del ataque al Morro de Arica.
Cuando la batalla está en su última resistencia, en la cima del Morro, la mayoría de los jefes estaban muertos o heridos. Alfonso Ugarte había disparado su último cartucho de su revólver, coge el pabellón, -bandera nacional de los defensores de Arica- pica su caballo y se lanza de la cima del Morro de Arica hacia la gloria.

Luego de varios días, sus restos son encontrados en las orillas del Morro, reconocidos por un calcetín que llevaba bordado sus iniciales.
Alfonso Ugarte es uno de los héroes que participo en la Epopeya del Morro.