El general Andrés Avelino Cáceres, conocido también como el Brujo de los Andes, héroe en la Guerra del Pacifico (1879 – 1883), héroe de la resistencia.
Hablaba el idioma de los Incas: el quechua, por ello la gente del Ande llegó a llamarlo Tayta (padre) Cáceres.
Siendo teniente, en un combate es herido en el ojo izquierdo, que le deja una marca. El médico que le curó la herida profetizó: “Algo grande le depara el destino, unos centímetros más y estaría dentro de las bajas”.
Al estallar la Guerra del Salitre o llamada también del Pacífico, participa en las principales batallas con el rango de coronel.
En 1880 participa en la defensa de Lima, se contaba con 11,000 defensores, -la mayor parte voluntarios- contra 15,000 soldados chilenos, participa en las Batallas de San Juan y Miraflores.
Chorrillos en esa época era conocida como la Venecia de Sudamérica, las tropas chilenas la saquearon e incendiaron, la soldadesca sureña con el licor se descontroló, hábilmente piden una tregua al presidente peruano Piérola. Cáceres ve una oportunidad única para atacar y cambiar el curso
de la guerra, mas el presidente no le permite.
Se da la batalla de Miraflores, donde es herido en la pierna y un sacerdote le da cobijo. Las tropas chilenas toman la capital del Perú, y con ayuda de colaboradores extranjeros buscan a los principales jefes.
El 15 de abril de 1881, Cáceres burla el cerco de los chilenos y se dirige a la Sierra (los Andes) para organizar la resistencia. Empieza con 40 soldados de la zona, inicia así la Campaña de la Breña, llegando a tener un contingente de 3,000 soldados irregulares, llamados montoneros. Es ascendido a general.
Cáceres luchó en las condiciones más adversas, maniobrando, atacando y eludiendo a las tropas chilenas, las cuales le pusieron el mote del Brujo
de los Andes.
Para la gente del Ande, Cáceres representaba Inkari, -aquel general Inca, que no se rindió a los conquistadores españoles y desapareció en las montañas, dejando la promesa que algún día regresaría para liberarlos-.
Convencido los chilenos, que mientras Cáceres siguiera, la resistencia aumentaría, salen a buscarlo con tres divisiones, Cáceres evita que confluyan dos divisiones en su contra y los lleva a la Sierra de Huamachuco, ahí se libra la última batalla, los montoneros llevaban un rango de 90 balas mientras el soldado chileno 200, lo cual en el momento más álgido de la batalla haría la diferencia, porque cuando después de dos horas de combate y habiendo puesto en fuga a los sureños, la intensidad de los disparos disminuyen, al darse cuenta reaccionan y vuelve al ataque la caballería que usaba escopetas Winchester, mas las tropas de infantería, cambian el curso de la batalla.
Cáceres no se da por vencido, vuelve a reorganizar un ejército, cuando se entera que los terratenientes del norte han firmado el Tratado de Ancón, es el fin de la Guerra.
En su ancianidad vive en Europa, en Alemania en una reunión donde está Guillermo II, el Kaiser reconoce a Cáceres y lo llama: General Cáceres, un momento, (busca en su uniforme la medalla más grande) se la entrega, sé que es poco para usted, mas recíbala de un emperador.